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Amigos y familiares rinden homenaje a Carlos Alberto Pedraza Salcedo, 21 meses después de su asesinato. El caso sigue en la impunidad

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[EN IMÁGENES] Homenaje a Carlos Albero Pedraza Salcedo

 

Amigos y familiares de Carlos Alberto Pedraza Salcedo se reunieron el pasado 19 de octubre en la Universidad Pedagógica de Bogotá, 21 meses después de su asesinato, para recordar su figura y reclamar celeridad en las investigaciones de la Fiscalía.

 

A través de un gran mandala hecho con pétalos de flores, papiro y un colorido manto en el centro con la foto de Carlos y varios de sus objetos personales, los asistentes se congregaron en frente del mural de la memoria, ubicado en el conocido como Búnker de la Universidad. Esta obra, la cual está elaborando el artista Daniel Esquivia Zapata, recoge los retratos de nueve víctimas del conflicto armado y la violencia socio política en Colombia, que estuvieron vinculadas con el centro educativo.

 

Entre esos rostros se encuentran, además del de Carlos Alberto Pedraza, el del profesor Darío Betancourt, los egresados Miguel Ángel Quiroga y Eduardo Loffsner y los estudiantes Lizaida Ruiz, Óscar Danilo Arcos, Daniel Riveros, Goldson Granados y Cristina del Pilar Guarín, desaparecida del Palacio de Justicia. Los retratos de todos ellos tejerán un gran bosque de la memoria a través de textos que ellos mismos escribieron, tales como sus tesis doctorales, o palabras que otros seres queridos les dedicaron.

 

La obra es fruto de dos meses de investigación y de reuniones con los familiares, quienes se encargaron de elegir los textos y las fotografías que, posteriormente, Esquivia Zapata está reproduciendo sobre el muro de la rebautizada plazoleta de la Memoria, en la Universidad Pedagógica.

 

“Cuando asesinaron a Carlos, sabían a quién lo hacían”, denunció Gustavo Pedraza al recordar el importante trabajo de base que realizaba su hermano en las regiones. Varios de sus más allegados intervinieron durante el homenaje para rendir homenaje al carácter incansable y la lucha con la que Carlos se comprometió hasta el final.

 

Carlos Albero Pedraza, licenciado en Ciencias Sociales con énfasis en Educación Comunitaria, miembro del Movimiento Político de Masas Social y Popular del Centro Oriente de Colombia, del Congreso de los Pueblos y del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado – Movice, venía desarrollando un importante proyecto de economía solidaria en el departamento de Arauca, a través de la siembre de cacao orgánico y su procesamiento para la venta de chocolate.

 

El 19 de enero de 2015, mientras se desarrollaban las negociaciones de paz en La Habana, Carlos fue desaparecido cuando se dirigía a una reunión, torturado y posteriormente asesinado. Su cuerpo apareció dos días después en el municipio de Gachancipá, Cundinamarca, a 40 kilómetros de la capital. Un municipio con el que Carlos no tenía ningún tipo de vínculo y en unas circunstancias donde el escenario fue completamente alterado.

 

El caso se encuentra actualmente en manos de la Fiscalía 98 de la Unidad de Derechos Humanos, a cargo del fiscal William Weche, de quien la familia denuncia que los mantiene en una “falsa espera”, que deja quietas las investigaciones sobre los autores materiales e intelectuales del crimen. Según las explicaciones de la Fiscalía a los familiares, la investigación está a la espera de la llegada de miembros del FBI para poder esclarecer la matrícula del vehículo con el que desaparecieron a Carlos.

 

De acuerdo con el informe del Instituto de Medicina Legal, Carlos fue asesinado de un disparo en la cabeza, un modus operandi propio de profesionales, según explicó a la familia el director del instituto, Carlos Eduardo Valdés.

 

El riesgo ahora, según denuncia la familia, es que el fiscal Weche no considera que Carlos fue víctima de desaparición forzada, algo que lleva a la prescripción del caso en un periodo de 5 años. Un tiempo que, atendiendo la dilación de las investigaciones, dejaría el caso de Carlos en la completa impunidad.

 

“Exigimos Verdad y Justicia. La Reparación viene de la mano de las dos anteriores. No queremos ni perdón ni olvido, sino dignidad”, añadió Gustavo, quien debió salir del país poco después del asesinato de su hermano debido a continuos seguimientos.