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Día de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del conflicto. Discurso de Alejandra Gaviria, vocera del Movice

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Congreso de la República, 9 de abril de 2017

Discurso pronunciado por Alejandra Gaviria, vocera del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado e hija de Francisco Gaviria, militante de la UP desaparecidos, torturado y asesinado el 10 de diciembre de 1987.

Congreso de la República, 9 de abril de 2017

Discurso pronunciado por Alejandra Gaviria, vocera del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado e hija de Francisco Gaviria, militante de la UP desaparecidos, torturado y asesinado el 10 de diciembre de 1987.

 

 

Las víctimas de crímenes de Estado venimos al Congreso de la República el día de hoy, Día nacional de la memoria y solidaridad con las víctimas del conflicto armado, con la propuesta de que en esta conmemoración no comprendamos la memoria ni su día como la acción de contemplar, de manera pasiva, sentados en cómodas sillas, los relatos y testimonios del horror de lo que como país hemos vivido en este conflicto de décadas.

 

Yo, en nombre de las miles de víctimas de la criminalidad de estatal, no vengo hoy aquí a contarles mi triste historia para ver si, con el relato de la crueldad y sevicia con la que han perseguido, torturado y asesinado a muchos en mi país, logro la atención, el silencio y la mirada de alguno de los congresistas, que ayer estaban bravos porque los obligaron a cumplir con su trabajo y a estar presentes el día de hoy para escucharnos.

 

A mi no me sirve de nada contar y recordar lo sucedido con mi padre y mi familia hace 30 años, si eso no aporta a transformar esta situación. No nos sirve de nada sentarnos a hablar del horror que hemos vivido si la consecuencia directa no es que todos los colombianos nos demos cuenta que esto tiene que cambiar; si no empezamos a trabajar para que lo que me pasó a mi, no le siga sucediendo, ni le vuelva a pasar a nadie más en la historia de Colombia.

 

Estamos convencidos que la memoria y la verdad no son un ejercicio que se limita a hablar del pasado, recordar y dignificar a aquellos que han caído. Hacer memoria y participar en un día en nombre de las víctimas significa, sobre todo, comprometerse con el presente, trabajar para que eso terrible no nos siga sucediendo. Pero la memoria también habla del futuro que podemos, que DEBEMOS, que nos urge construir como país a partir de nuestro aquí y ahora.

 

Y esto significa entre otras cosas que ustedes, congresistas, se comprometan no solo con escucharnos el día de hoy, sino con legislar las leyes que permitan implementar las medidas y garantías de no repetición y de protección necesarias para detener la ola de asesinatos, persecuciones y detenciones de las cuales han sido víctimas los líderes sociales, políticos, comunitarios, aquellas personas que están trabajando en las regiones para hacer verdad la idea de la paz. No podemos pensar que estamos hablando de sucesos que pasaron hace 10 o 20 años. Lo que le pasó a mi papá hace 30 años está sucediendo, sigue sucediendo, hace un mes, hace unas semanas, hace unas horas. Así lo han venido denunciando varias organizaciones en sus últimos informes, entre ellas Naciones Unidas y la Defensoría del Pueblo.

 

Por lo tanto, la consecuencia más importante de este espacio debe ser que los presentes que hoy nos escuchan, que el Estado a través de sus instituciones, congresistas y servidores públicos, en el marco de esta jornada de memoria, se comprometan a realizar las acciones necesarias para avanzar en la construcción de una paz real, basada en la verdad y en la implementación de las garantías de No repetición que varios instrumentos jurídicos establecen.

 

Y eso significa que ustedes se comprometan con nosotros a legislar para la paz, necesitamos que nos den su palabra de que aprovecharán lo que queda del Fast Track para que, lo antes posible, se puedan poner en marcha los mecanismos que en el acuerdo de paz se prevén para el desmonte del paramilitarismo y demás grupos ilegales organizados. Necesitamos que prometan que vendrán a trabajar, dejando el ausentismo que hace casi imposible legislar la implementación del acuerdo de paz.

 

Y además, esperamos que vengan a legislar para garantizar los derechos de las víctimas y de los colombianos, eso significa que no seguirán poniendo micos a la apuesta parea que este país conozca TODA la verdad del conflicto, como condición fundamental para su superación. Al contrario, nos apoyarán decididamente en que podamos saber, por ejemplo, quiénes han sido los que han construido los planes de victimización de los defensores de derechos humanos, sindicalistas, los periodistas, los campesinos que han defendido la tierra. Y para eso, además, reconocerán que los grupos y personas que han financiado los grupos ilegales han cometido un grave delito y también nos apoyarán a las víctimas en la idea de que es fundamental que opere la responsabilidad por cadena de mando y que se desclasifiquen los archivos de inteligencia militar. Es decir, se comprometerán con no redactar un artículo más que favorezca a los responsables y beneficiarios de décadas de conflicto o que busque ocultar la verdad de los hechos.

 

Otra consecuencia lógica de habernos escuchado hoy, después de esta jornada de memoria, es que el Congreso de la República se dará cuenta que no se puede hablar de la centralidad de los derechos de las víctimas, si solo se escucha a un pequeño grupo de ellas y aceptarán, también, tal y como lo demuestran las sentencias de cortes a nivel nacional e internacional, que las víctimas por las cuales se ha condenado al Estado colombiano somos muchas y que es fundamental que se garantice nuestro derecho a la verdad y a la participación. No hay dolor o experiencia mas importante que otra, todas las víctimas tenemos para aportar. Por lo tanto, después de esta jornada de compromiso con las víctimas, y de muchas solicitudes que le hemos hecho al Congreso y al Estado, se nos informará de cuál es el mecanismo por el cual las víctimas de Estado podremos participar en la implementación del proceso de paz, en los debates de las leyes y medidas que nos afectan a nosotras.

 

Además, esperamos que el Congreso y la sociedad colombiana después de habernos escuchado de manera atenta, se dé cuenta que nosotros en ningún momento hemos pedido la muerte, la venganza, el odio como camino para la solución de este conflicto y, por tal motivo, esperamos que las víctimas no volvamos a ser utilizadas para propagar esos mensajes y ganar votos. Nosotros lo que queremos es que podamos pasar la página de la guerra y el conflicto en Colombia y que en este país se respeten los derechos de todas y todos. ¡Si tienen alguna duda al respecto, pregúntenosla a nosotras! Tenemos voz y nuestros muertos también. A esa pregunta nosotros les diremos: “ninguna muerte más a nuestro nombre, ni a nombre de nuestros muertos”; que estamos listas para ser agentes activos de la construcción de una paz basada en el respeto de los derechos, basada en la Verdad y en las garantías de no repetición.

 

Por último, esperamos que después de escucharnos este día, todas y todos quedemos convencidos que esto no se trata de ser solidarios con las víctimas. De lo que hemos estado hablando es de algo que no solo nos concierne a nosotras porque ya lo hemos vivido.

 

Invitamos a todos los que están aquí, a que se den cuenta que de lo que hemos estado hablando es de la posibilidad de futuro para TODAS Y TODOS. En este contexto actual de negociaciones e implementación de un acuerdo de paz, TODOS como país, no solo las víctimas, tenemos derecho a una oportunidad, tenemos derecho a conocer una Colombia que alcance la paz, no a través de la armas, sino a través del reconocimiento y respeto por la diversidad. Un país que alcance la paz, no gracias a ganar una guerra que se ha llevado millones de vidas, sino gracias a que todos los colombianos valoremos a nuestro conciudadano y que así podamos clausurar por siempre la práctica de asesinar a aquel que se convierte en un obstáculo para alcanzar nuestros intereses.

 

HOY, no estamos hablando de solidaridad con otros, estamos hablando de humanidad, del compromiso con nosotros mismos, con Colombia. Estamos seguros de que tenemos derecho a la esperanza, tenemos derecho a pensar que las cosas pueden ser distintas, gracias al compromiso de todas y todos con que no haya una víctima más en Colombia.

 

Si de algo sabemos las víctimas es de eso, de la esperanza. Este no es el tiempo del pesimismo, la polarización o la frustración como lo buscan quienes propagan discursos de odio, de exclusión y de violencia. Aquí nos ven. Nosotros somos una metáfora de Colombia, tenemos una historia detrás de muerte, persecución y tristeza, pero como Colombia también estamos llenos de fortaleza, de amor, de dignidad, de ganas de seguir viviendo, de ideas: convencidos de que la paz es la esperanza de un nuevo tiempo. ¡Mírenos, los que estamos aquí somos testimonio de eso, después de todo aún creemos en que las cosas pueden cambiar!