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Mural del Movice Bogotá en homenaje a Manuel Cepeda Vargas

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El Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) capítulo Bogotá hizo entrega del mural en memoria de Manuel Cepeda Vargas, durante un acto de conmemoración de los 21 años del magnicidio del Senador, quien ante todo fue un humanista, que hoy es semilla de paz. 

La hermosa obra fue realizada por el maestro Hernando Henández, con la colaboración de los integrantes del capítulo Bogotá del Movice, quienes trabajaron arduamente por más de dos meses para rendir homenaje a este Gran Hombre, que la criminalidad de Estado nos arrebató a Todos.

Porque nuestra memoria es más fuerte que su impunidad, no olvidamos a Manuel Cepeda y alzamos sus banderas por una Colombia en paz y con justicia social; por un país sin crímenes de Estado, fueron algunas de las palabras que se escucharon de quienes se hicieron presentes en la conmemoración. 

Durante la jornada también los integrantes del capítulo presentaron una obra de teatro en honor a Manuel Cepeda Vargas y los presentes plasmaron sus manos en el muro de la casa del Movice para ratificar que son muchos los que siguen trabajando y persiguiendo el sueño de construir una Colombia más justa, más incluyente, que respete la vida y los derechos humanos, que tenga justicia social.

Un humanista que soñaba con la paz

El domingo, 9 de agosto de 2015, se cumplieron 21 años del magnicidio de Manuel Cepeda Vargas, un humanista que soñaba con un país en paz, como lo describen quienes lo conocieron de cerca o lo acompañaron en sus anhelos de ver una Colombia con justicia social.

Por esto, el domingo en el Cementerio Central se realizó un acto conmemorativo desde las 10:00 a.m. para reivindicar y recordar la memoria viva de Cepeda Vargas, líder político, artista, poeta, periodista y ante todo, humanista. Acompáñanos.

“Uno de los golpes más serios que el enemigo de la paz, de la democracia y de las libertades en Colombia infringió fue el asesinato de Manuel, por lo que representaba él y por la lucha que se libraba entonces por restablecer la posibilidad de un acercamiento de los movimientos insurgentes y del expresidente Samper. Creo que entre la muerte de Manuel y el inicio de este proceso actual de diálogo en la Habana se ha derramado demasiada sangre. Por eso, su muerte marcó, un magnicidio sí, pero un incidente mayor de la ausencia de voluntad de avanzar hacia una solución política. Eso siempre tendremos que tenerlo en consideración por el enorme costo que se deriva de una conducta del Estado y del poder que tiene consecuencias de tan largo plazo,” sostuvo el antropólogo, profesor y politólogo Jaime Caycedo.

El actual director del Semanario Voz, Carlos Lozano, reitera que con el asesinato de Manuel Cepeda, se le quitó al país una gran posibilidad de que él siguiera contribuyendo en la lucha por la paz, que era su lucha. “Él soñaba con un país en paz, pero con una paz con democracia y con garantías. Estuvo muy cerca de esos procesos”.

Un crimen de lesa humanidad

El Senador Manuel Cepeda Vargas, militante del Partido Comunista y de la Unión Patriótica, fue asesinado en Bogotá el 9 de agosto de 1994 por el paramilitarismo en complicidad con agentes estatales.

Este hecho fue reconocido como crimen de lesa humanidad y el Estado colombiano fue condenado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

En el año 1999, los sargentos del Ejército Hernando Medina Camacho y Justo Gilberto Zúñiga Labrador fueron condenados a 43 años de prisión, como coautores del asesinato del senador Manuel Cepeda. En la sentencia condenatoria de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, este tribunal concluyó que la condena contra los agentes fue disminuida varias veces y ellos siguieron delinquiendo desde su sitio de reclusión.

En el lapso de los primeros 10 años del crimen, fueron casi nulos los avances en el caso y sólo hasta 2009 se produjo la sindicación de otro de los autores materiales del magnicidio: Edilson Jiménez Ramírez, alias ‘El Ñato’. Las últimas actuaciones del caso fueron en abril del 2013 cuando se sometió a sentencia anticipada a Jesús Emiro Pereira Rivera, concuñado de Carlos Castaño, cómplice del delito de Homicidio. Posteriormente, El 15 de mayo pasado, la Corte Suprema de Justicia dejó en firme el fallo penal contra el sargento Gil Zúñiga, y el 26 de mayo la Fiscalía reconoció el hecho como crimen de Lesa Humanidad.

A pesar de estos avances, en el largo camino en la búsqueda de la justicia y la verdad, aún no se ha logrado establecer toda la cadena de mando que ordenó, planeó y ejecutó el crimen contra el Senador Manuel Cepeda. Los miembros del ejército condenados no actuaron solos, sino como parte de una estructura criminal dentro del Estado que no se ha identificado, y de la cual Narváez es sólo una pieza del engranaje. Determinar toda su composición es fundamental para el desmonte de esta clase de estructuras y la no repetición de los crímenes.

El magnicidio del Senador Manuel Cepeda ocurrió en el contexto del genocidio por motivos políticos contra la Unión Patriótica, partido político surgido de los acuerdos entre las Farc y el gobierno de Belisario Betancourt. La Unión Patriótica agrupó a las más diversas fuerzas políticas del país que respaldaban el proceso de paz y el programa de transformaciones democráticas y sociales del naciente movimiento político.