¿DE DÓNDE SACAMOS FUERZAS?

“El autoestima casi que no lo han destruido en nuestras casas porque nos han dicho que sólo servimos para lavar y cocinar, que somos brutas, y uno no le va a echar la culpa a la mamá pero uno sabe que es un proceso, fueron así educadas y así nos educaron también, cómo marca la vida de nosotras, porque uno crece creyendo que no sirve para nada, que no debe estudiar porque no es para las mujeres, que para qué va a estudiar si siempre va a tener hijos y marido, y mucho menos llegar a espacio de participación porque no estamos para esas cosas y entonces eso hace que ese autoestima esté supremamente bajo, y no estudiamos, no hacemos el deber de ir a conocer y tenemos conocimiento de las cosas que afectan nuestras vidas, y eso se crece en un momento, por ejemplo la vulnerabilidad de las mujeres, la discriminación, la mayoría de las mujeres víctimas somos campesinas, nos tocó venirnos a la ciudad y el impacto fue peor porque aquí nos tocó asumir otros roles, trabajar, cuidar los hijos, solventar la comida y fuera de eso algunas hoy en día somos defensoras de DDHH y hemos aprendido, nos ha ayudado para defender nuestros derechos”

(Participante 9, Taller vivencial, Capítulo Meta. Villavicencio, octubre de 2019)

Las mujeres víctimas sufrieron diversos impactos como abortos espontáneos, violencia obstétrica durante el parto, imposibilidad para transitar etapas fundamentales como el paurperio o dieta debido a las condiciones materiales y de precariedad propias del desplazamiento forzado que muchas de ellas sufrieron.

“Tuve la niña en Bogotá, pasé las dificultades en alimentación, el frío, entonces cuando mi niña nació estaba desnutrida, me decían que no estaba embarazada porque no tenía ni barriga porque se vivió todo el embarazo durante el desplazamiento”

(Participante 2, Taller vivencial, Capítulo Tolima. Ibagué, octubre de 2019)

La instrumentalización de las mujeres fue ejercida por todos los actores armados en distintas formas, que van desde la implantación de sus ejércitos, bloques o columnas en los territorios que habitaban las mujeres o la servidumbre doméstica a la que fueron forzadas. A su vez, se presentaron permanentes intentos de reclutamiento de niñas y adolescentes con estrategias de vinculación afectiva y emocional como método de coerción. La forma en que fueron utilizadas las mujeres, sin lugar a dudas, pasó por la violencia sexual y otros repertorios de violencia como la desaparición forzada.

Debido a los hechos que han enfrentado las mujeres víctimas en el contexto de violencia sociopolítica, la función de cuidado de los otros y otras se ha convertido en una tarea ineludible e indisoluble al ser femenino. De esta forma la función naturalizada para las mujeres de cuidado a los/as otros/as ha devenido en fuertes sobrecargas económicas, afectivas, vinculares y de manera sobredimensionada en la esfera emocional.

“Cuando llegué a Villavicencio empecé a armar mi vida, yo no me miraba el dolor, sólo tenía una esperanza, sacar los hijos adelante, comencé a trabajar puerta a puerta, trabajaba en la plaza de mercado vendiendo cebolla, comencé a trabajar con lotería, es una historia muy triste porque tenía 3 niños pequeños y tenía una hermana que decía que se enloquecía y cuando llegaba encontraba mis hijos aporriados y yo decía “tengo que salir adelante” y empecé a trabajar, capacitarme, no permití que mis hijos trabajaran sino que estudiaran, pero me tocaba dejarlos solos y eso era duro, que a veces me echaban en cara eso, pero era por no dejarlos aguantar, por darles lo mejor que podía”

(Participante 17, Taller vivencial, Capítulo Meta. Villavicencio, octubre de 2019)

Desde la fuerza de los afectos constituidos en la relación madre-hijo/a miles de mujeres emprenden la lucha, subvierten los dictámenes patriarcales frente a los roles, funciones y espacios delegados para ellas. Una lucha que en su devenir histórico, político e ideológico ha propiciado que las mujeres desde su rol de madres transgredan los espacios delegados por la cultura, hagan importantes trasformaciones subjetivas y colectivas para construir nuevas posibilidades de acción política por y para las mujeres, como oposición rotunda a las violencias patriarcales y capitalistas.

“Yo Salí adelante porque mi mamá nos sacó adelante, porque mi papá fue una de las víctimas de la masacre de la rueda y mi mamá tenía una bebé de cuatro días de nacida cuando pasó la masacre. Cual fue el impulso que hizo que ella siguiera viva, pues los hijos, y uno como hermano, como vecino también, pero más que todo las mamás, fueron los hijos, siempre han sido los hijos”

(Participante 17, Taller vivencial 2 Capítulo Caldas. Riosucio, octubre de 2019)

El miedo es un factor constitutivo del accionar propio de la violencia sociopolítica. Con el miedo se garantiza el resquebrajamiento de las estructuras subjetivas, familiares y comunitarias que los perpetradores desean transformar empleando como método el terror y la crueldad. Al ser un mecanismo de poder logra con contundencia atomizar, silenciar y perpetuar la impunidad y el sentimiento de indefensión que llega a habitar a las mujeres víctimas.

La culpa como impacto moral y psicosocial en las mujeres víctimas de violencia sociopolítica se convierte en una carga que resulta insoportable, desadaptativa y lacerante para quien la padece. Es en esta explicación elaborada por las mujeres víctimas donde interviene de manera central el legado sociocultural en torno al deber ser femenino, cuya lente de esclarecimiento las conduce irremediablemente a sentirse responsables por su acción u omisión frente a lo acontecido.

“Tantas cosas he vivido, mis hijos, también ellos llevan un trauma, llevan muchos problemas, para uno de mamá, uno es la que carga la culpa, quizás a uno no le dicen para que no se preocupe o se enferme, pero uno viene sabiendo las cosas y estar uno sola, desprotegida, los hijos sin un padre, no es fácil, no se lo deseo a nadie, y más que le queden a uno pequeños”

(Participante 4, Taller vivencial, Capítulo Boyacá. Nobsa, octubre de 2019)

Las experiencias de dolor producto de la violencia sociopolítica ha representado para las mujeres víctimas traspasar una serie de factores contextuales y subjetivos que responden a las esferas emocionales, familiares, socioculturales y económicas que les permitan romper con este silencio. Por el agobio ante la necesidad de sobrevivir se condicionó a la emoción, la palabra y la construcción de un sentido colectivo de lo padecido, para tramitar las pérdidas, elaborar la ausencia, poner palabras al horror, compartirlo y desprivatizarlo.

“A veces nosotras ignoramos nuestro dolor porque a las mujeres no se le permitió expresar ese dolor, la guerra, sino asumir una responsabilidad como madre o como hermana, de asumir una obligación como hijos para sacarlos adelante y no les permitió como sanar esa herida y asumir esa responsabilidad”

(Participante 9, Taller vivencial, Capítulo Meta. Villavicencio, octubre de 2019)

La constante itinerancia de las mujeres víctimas del desplazamiento forzado produce una sensación permanente de injusticia y frustración por lo ocurrido. Al no encontrar una explicación sobre el porqué o las razones por las cuales perdieron todo lo construido por años de trabajo y esfuerzo familiar, el sufrimiento se va prolongando y acentuando en la medida que la precariedad y la negación de los derechos vulnerados de las víctimas se mantienen o agudizan.

“Cuando uno pierde sus hijos uno siente que le arrancan el alma, que desde los pies lo sacudieron, que le sacaron la vida, por eso digo yo que es como todo, yo estuve 3 años con psicóloga y a base de eso puedo hablar, porque antes no podía hablar de eso”

(Participante 4, Taller vivencial, Capítulo Tolima. Ibagué, octubre de 2019)

Esta afectación puede originar variados impactos, que al ser transmitidos a través de las generaciones van quebrantando gradualmente los vínculos relacionales y afectivos cimentados en el entorno familiar. Las rupturas que se producen entre los miembros conducen a desarrollar una serie de ambivalencias que abarcan dificultades para el reconocimiento y la expresión afectiva, cambios abruptos en las formas de socialización y crianza, la superposición de los roles que cada integrante ocupa en el núcleo familiar, entre otros impactos.

“Tengo mucha fe en Dios, pero ahora me siento uno no va a olvidar, cuando se le va a olvidar, nunca, porque digo que fue un matrimonio, viviendo con él 28 años, vivíamos una vida muy feliz, como no le va a remorder, de haberle quitado la vida así, él era una persona muy correcta, que hacía muy feliz a la gente. Cuando el llegarse ese día, yo le digo compañeras que fue muy triste para uno, de cómo fue la vida luego, de mucho sufrimiento con mi nieto, me tocaba con el uno cargado y con el otro de la mano y para traer mis cosas, a ver cómo me las achicaba adelante, así fuera una caja de fósforos que me faltara, a ver como bregaba, pero bendito sea Dios me siento muy orgullosa de ellos, porque ellos ven de mí, de ese respaldo que tengo hoy día, pero gracias a Dios que él es el que sabe cómo hace sus cosas”

(Participante 2, Taller vivencial, Capítulo Boyacá. Nobsa, octubre de 2019)

“Nosotras como desplazadas, aún no nos sentimos satisfechas con lo que el Estado nos ha dado, por el compromiso que se firmó cuando estábamos en la defensoría del pueblo, porque los desplazados negociaron con el Estado y aún no lo ha cumplido, le pedimos al Estado que hiciera una placa con una leyenda diciendo el atropello que hicieron para con nosotros, por parte del Estado eso no se ha visto, no nos dieron un proyecto para que sobreviviéramos con eso, hace 6 años nos dieron un aporte para el proyecto productivo, pero desde el presidente es corrupto y la plata se quedó por ahí”

(Participante 3, Taller vivencial, Capítulo Tolima. Ibagué, octubre de 2019)

“Uno siempre con esa corazonada, sin tener la certeza de lo que pasó, eso yo le pido a mi Dios que nos de esa licencia, para calmar un poquito el dolor. Para mí la reparación sería bueno que alguien nos dijera donde están nuestros familiares y así acabar con este suplicio”

(Participante 1, Taller vivencial, Capítulo Boyacá. Nobsa, octubre de 2019)

“Que el Estado de una medida satisfactoria, que se pueda escoger el terreno, porque las medidas reparatorias son muchas, y entre esas está la satisfacción cuando a uno le dan algo y eso es algo que se ha incumplido”

(Participante 2, Taller vivencial, Capítulo Tolima. Ibagué, octubre de 2019)

“Que los jóvenes tengan más oportunidades de estudio y trabajo, para evitar el reclutamiento, pues acá se les dificulta estudiar y ahí es cuando arriman los actores armados a sembrales dudas y engañarlos”

(Participante 12, Taller vivencial 1 Capítulo Caldas. Riosucio, septiembre de 2019)

“Cuando nosotras trabajamos con las comunidades tratamos de no olvidar, nos duele mucho pero no podemos olvidar, siempre debemos buscar la verdad plena, y como no va a estar igual, no nos angustiemos si la ollita no queda igual, porque todo no va a estar, ese puede ser el lugar del familiar que no está, está conmigo, pero no físicamente”

(Participante 9, Taller vivencial, Capítulo Tolima. Ibagué, octubre de 2019)

“Otra cosa, es que sigamos trabajando la memoria histórica porque si no que le dejamos a las nuevas generaciones, la historia, aunque esta guerra sigue, cuando se acabe que le vamos a contar a nuestros nietos, bisnietos si no tenemos una memoria histórica hecha por nosotras, porque él que hace memoria no tiene derecho a repetirla, muy importante”

(Participante 13, Taller vivencial, Capítulo Meta. Villavicencio, octubre de 2019)

“Saneamiento al territorio ustedes saben que muchas de las tierras del territorio están en manos de foráneos que se apropiaron, si esa tierra estuviera en manos de los indígenas habría más oportunidad para nosotros como comuneros para la producción y tendríamos tierras en donde están, porque la esencia del indígena es el territorio porque nos da el sustento y la vida”

(Participante 17, Taller vivencial. 1 Capítulo Caldas. Riosucio, septiembre de 2019)

“Que el gobierno nos proteja, porque ellos tienen el deber de estar pendientes de nosotras, de mirar que no nos hagan daño porque somos personas inocentes de nuestro resguardo, entonces tienen el deber de protegernos”

(Participante 7, Taller vivencial 1 Capítulo Caldas. Riosucio, septiembre de 2019)

“Sería interesante pensarnos en una capacitación sobre el manejo de los recursos porque para que las mujeres tengamos más capacidades y herramientas para valernos por nosotras mismas, como le digo yo, para mejorar la vida de los hijos, de nosotras también y en eso la orientación con cursos o talleres es muy importante. A mi si me gustaría tener información de ese tipo”

(Participante 2, Taller vivencial, Capítulo Boyacá. Nobsa, octubre de 2019)

“Respeto que debe tener el Estado por las leyes propias de los indígenas, hay una ley que es la que nos rige a nosotros que dice que no prestaremos servicio militar, y por ende no pueden llevarse los grupos subversivos, hay muchas leyes que nos favorece a nosotros, pero muchos comuneros las desconocer, y al Estado no le conviene que los indígenas la conozcan porque van a exigir sus derechos”

(Participante 9, Taller vivencial 1 Capítulo Caldas. Riosucio, septiembre de 2019)