La imagen que vimos en todos los noticieros en España fue la de Rajoy, líder del Partido Popular (PP), apretando la Mano del presidente Uribe en Bogotá. ¿Qué interés tiene el PP al abrir una oficina permanente en Bogotá?
Primero que todo, hay que tener en cuenta que el PP está en campaña para recuperar el poder político en España. Quiere aparecer ante los españoles como la alternativa para acabar con la ETA, mientras le otorgan a Zapatero y al partido Socialista en general, la característica de debilidad y condescendencia con el “terrorismo”. Rajoy y sus copartidarios iniciaron la campaña mediática, que consiste en desprestigiar al gobierno socialista, aprovechándose de coyunturas como la creada por la reciente solicitud del juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, donde sugiere una posible colaboración del Gobierno Venezolano con ETA y las FARC, fundado en las afirmaciones del Estado colombiano frente a los hallazgos encontrados en el computador de Raúl Reyes.
Esta acusación, que sin mediar investigación alguna ya es asumida por la opinión pública como cierta, ha sido aprovechada por el Partido Popular para acusar al actual presidente Zapatero, y en general al Partido Socialista, de ser débil frente a ETA. Por supuesto que los del PP saben que en tiempos de crisis no conviene un lío diplomático con Venezuela, pues los inversores Españoles en este país ascienden a más de 70 empresas, destacándose el sector bancario, las comunicaciones, las empresas de construcción civiles y la explotación de gas y petróleo. (Ver www.icex.es). Sin embargo, como buenos populistas saben que en materia de política electoral lo importante no es ser, sino aparentar.
La estrategia del PP de andar de amigo de Uribe les resulta electoralmente eficaz, porque en España el ciudadano “del común” sólo sabe de Colombia que su presidente es enemigo de Chávez, del mismo que insultó a su rey, Don Juan Carlos de Borbón, y quien ahora para colmo apoya a la Eta. Montado el teatro, apareció Rajoy en todos los medios de comunicación dándole la mano a su aliado, el enemigo de Chávez. Sabemos que lo de menos es el cuento de “atacar el terrorismo global”, pues su partido apoyó la guerra en Irak, el golpe de Estado en Venezuela y se hace “el de la vista gorda” con la situación de Palestina. Lo que sí buscan es ganar las próximas elecciones y retomar el poder nacional, así como en autonomías y municipios.
Por otro lado está el giro a la izquierda de algunos países americanos y el nerviosismo que eso causa en los sectores que manejan el poder económico, quienes han intentado, por las vías de hecho (golpe de Estado, inventos sobre armas y nexos con guerrillas, etc) y por las vías diplomáticas, frenar los proceso políticos de países como Venezuela y Ecuador.
Actualmente, con siete bases gringas en Colombia, y con los ricos venezolanos y extranjeros con intereses en Venezuela pidiendo a gritos una invasión para volver a llenar sus bolsillos de dinero, el PP se posiciona en Colombia como apoyo al ahora candidato a la presidencia de Colombia Juan Manuel Santos, que de tiempo atrás demostró su antipatía por el proceso venezolano y participó, junto con el entonces presidente Español, y miembro del partido Populista, José María Aznar, en el golpe de Estado contra Chávez. En estas condiciones ¿Quiénes son realmente los enemigos de la democracia? (por no decir ¿Quiénes son realmente los terroristas?)