Revista en Movida

Proseguir en la construcción colectiva

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 Image   El siguiente es un documento que de alguna manera resume, y amplía con datos, el diagnóstico y la discusión que dimos el 13 y 14 de septiembre. No están todos los elementos aportados por los asistentes al Encuentro nacional de organizaciones sociales y populares, pues ellos llegarán con las memorias que pronto circularán, pero sí está la mayoría de las ideas centrales que se expresaron en las mesas de trabajo. Lo entregamos a todos nuestros compañeros y lectores, como un aporte para proseguir en la construcción colectiva de un liderazgo de nuevo tipo, tanto social como político, local, regional y nacional.

    Elementos del diagnóstico

    *El hambre

     

    Es doloroso observar como amplios sectores de nuestras comunidades padecen el hambre de cada día. Realidad escandalosa para una sociedad que se dice democrática. La magnitud de esta injusticia no se puede esconder. Las cifras son brutales: sólo entre 1998 y 2002 (que son los datos oficiales y consolidados conocidos)  murieron de hambre en el país cerca de 40 mil personas.

     

    "Si desayunamos no almorzamos, y si almorzamos no comemos", es la cotidianidad que padecen en muchos hogares. Aquellos que apenas cuentan con los primeros años de vida son quienes con mayor crudeza sufren las consecuencias de esta realidad: "?la desnutrición de niños y niñas menores de 5 años, el 20% padece de hambre y el 12% de desnutrición crónica (baja estatura para la edad), 7 de desnutrición global (déficit de peso para la edad) y 1,3 con desnutrición aguda (bajo peso para la talla)".

     

    Pero hay más. "Entre 1996 y 2002, el incremento de hambrientos en Colombia promedió los 114.000 nuevos casos ? año, en un porcentaje de variación cinco veces superior al ocurrido en el mundo en desarrollo".

     

    Ante este cuadro de desabastecimiento de alimentos, la política del actual gobierno es impulsar e incentivar la producción de "agro-combustibles" sustituyendo la producción de alimentos, con graves consecuencias negativas a nivel ambiental y el desalojo, desplazamiento y aniquilación de poblaciones campesinas, negras e indígenas.

     

    * Vivienda

     

    El mayor sueño de una familia colombiana es contar con techo propio. Sin embargo, los datos oficiales (DANE, censo 2005) reflejan el inocultable drama de las familias nacionales: 1.307.757 no cuentan con casa propia. Y 2.520.298 tienen una, pero sometida a claras deficiencias, bien por estructura (lo que implicaría hacerlas de nuevo), bien por falta de servicios públicos, hacinamiento, etc. En estas circunstancias, los inquilinatos, vivir en piezas con todo arrumado, o trasegar de casa en casa, sin estabilidad, son constantes comunes en nuestras ciudades.

     

    Drama y sueño no realizado, que se convierte en pesadilla cuando el techo adquirido con crédito otorgado por el sistema bancario (Upac ? Uvr), ante la falta de empleo o de ingresos suficientes en los hogares, se transforma en persecución, amenazas y trauma para miles de connacionales. Los desalojos, embargos y ruptura de hogares son lugares constantes en nuestras ciudades. No es extraño, por tanto, que numerosas familias tengan que recurrir a la ocupación de predios ociosos como la mejor opción para solucionar de manera directa e inmediata la falta de techo.

     

    En otras ocasiones, cada vez más numerosas, la oferta de vivienda de interés social, ahora reducida a menos de 40 metros cuadrados, no da cuenta de un hábitat sano, propiciando hacinamiento, falta de privacidad, y, en una palabra, desaparición de vivienda digna y de la anhelada calidad de vida.

    Circunstancias que hacen inaplazable la necesidad de asumir esta problemática por su cuello: el tema de la propiedad de la tierra y el de la reorganización del modelo de ciudad impuesto entre nosotros.  

     

    Las exigencias a nivel internacional para construir la base productiva de las ciudades, tales como infraestructura de carreteras, puertos, ferrocarriles, cableados de telecomunicaciones y otros, ha llevado a que los gobiernos locales prioricen dichas inversiones dejando de lado la inaplazable inversión en vivienda de interés social y prioritaria.
                                           

     

    *Desempleo

     

    El ideal de pleno empleo nunca se ha cumplido en Colombia. Pero desde hace 20 años es cada vez peor: las cifras nunca indican que el desempleo pierda vitalidad. Bien el 25 o el 12 por ciento de desempleados, la verdad es que son millones los compatriotas que no pueden desarrollar su vida a plenitud, desarrollando sus cualidades y aspiraciones, pero también asegurando sus ingresos.

     

    Pero aún peor. Las cifras del desempleo se disfrazan con el empleo informal. Según los estudios más recientes, son cerca de 12 millones de quienes habitan el país quienes están obligados a sobrevivir del "sálvese quien pueda". Colombianas y colombianos sin estabilidad laboral, sometidos a contratos a término fijo, sin seguridad social, sin derecho a horas extras, laborando de día y de noche, feriados y otros, sin derecho a pagas extraordinarias, y sin abono a una pensión para una vejez tranquila.

     

    Percibimos con extrañeza como importantes sectores de nuestras ciudades son perseguidos por construir soluciones directas a su desempleo. Tanto moto-taxistas como vendedores ambulantes son objeto de políticas de exclusión y negación del derecho al trabajo y de búsqueda de ingresos para sus familias.

     

    El precario empleo en los campos que transforma a los campesinos en obreros agrícolas implementando formas de explotación laboral cada vez más cercanas a la esclavitud que se consideraba ya abolida en todo el mundo                      

     

   * Salud

     

    Decenas de connacionales, infantes y adultos han muerto a la puerta de un hospital. El llamado "paseo de la muerte" tiene tiquete en cualquier centro de salud. Impuesto un sistema de seguridad social por sectores sociales, la salud se ha convertido en un privilegio. El que paga es atendido. Y son atendidos quienes reciben un 'paquete' amplio de servicios por la vía de la medicina prepaga, otras que reciben un 'paquete' de servicios muy limitados por la vía del POS contributivo, otras que reciben un 'paquete' más reducido aún por el POS subsidiado, y otras que reciben sólo atención para enfermedades crónicas, que en clave de mercado el sistema ha denominado enfermedades de alto costo, que es el POS del subsidio parcial.

     

    De esta manera, en materia de salud, en Colombia se han generado los desequilibrios propios del mercado: salud para ricos (medicina prepagada), salud para trabajadores formales (régimen contributivo) y salud para pobres (régimen subsidiado), con la mayor parte de la población en la última condición (46,9 por ciento en el régimen subsidiado; 37,3 en el contributivo; 15,8 con carencia de aseguramiento). Este asunto, por supuesto, se refleja en los resultados de salud, en que, por ejemplo, las mayores mortalidades maternas y mortalidades infantiles se presentan en el régimen subsidiado.

     

    Igualmente, en términos de la distribución de los recursos, se expresan también desequilibrios. Los mayores gastos de bolsillo por factores adicionales para la atención se producen en los sectores más pobres. Mientras los hogares en los cuales los jefes pertenecen a regímenes especiales gastan el 5,7 por ciento de su ingreso, los del régimen subsidiado lo hacen en el 14 y los denominados "pobres no asegurados" en el 12,4. Realidad agravada por el cierre y venta de numerosos centros de salud públicos, y por la transformación de médicos y enfermeras de "obreros de taxímetro".

     

    Grave esta realidad. Pero si tomamos en cuenta definiciones como las de NN. UU, que precisan que la salud implica la vivienda, la recreación, el descanso, la alimentación, etc., nuestra cotidianidad es aún más grave, pues podemos hacernos una imagen exacta de la crisis que padecemos en este campo. Crisis que explica, por ejemplo, que el 60% de los niños y adolescentes en Colombia tengan algún problema mental o emocional.

     

    A todo lo anterior se suma el alto índice de embarazo en adolescentes y el crecimiento del consumo de drogas en los jóvenes de los centros urbanos. Pero también, para el caso de Bogotá, el cierre y negativa a la reapertura del Hospital San Juan de Dios como institución pública, y todo el proyecto de Ciudad Salud que entregará a manos privadas la salud de los habitantes de la capital del país. Requerimos que a esta realidad, impuesta por los especuladores de la tierra y de la salud, se oponga con fuerza creciente el movimiento social que tiene asiento en este territorio cundinamarques.

     

    * Educación

     

    Niños, jóvenes y adultos padecen la violación de su derecho a una educación completa e integral. Ni en la ciudad ni en el campo se le garantiza a todos y todas este derecho. Falta de cobertura, deserción, inexistente obligatoriedad para que se acuda a la escuela, cobro de derechos para poder asistir al aula, creciente privatización de este derecho manifestado en las altas matrículas para acceder a la educación superior, etc. son algunas de las reales causas de por qué la escuela se mantiene en nuestro país como un privilegio, aún más si se trata de la educación superior. Si a este cuadro se le suma el de calidad, gravemente deteriorada de acuerdo al desarrollo y evolución de la ciencia y la tecnología en todo el mundo, podemos deducir la fragilidad de nuestro sistema educativo y las dificultades a las cuales se tendrán que enfrentar nuestros educandos para aportar con toda imaginación y recursos a los retos de la vida, tanto individual como colectiva, local como global.

     

    Adicionalmente la criminalización de los estudiantes de las universidades públicas, que junto con las políticas de reducción de presupuestos e imposición de autofinanciación (privatización), tienden a acabar con la formación pública de profesionales, limitando el ya escaso acceso a  la educación superior de los sectores pobres del país. Simultáneamente la desprofesionalización de la educación pública superior incentivando la educación técnica y tecnológica como soporte a las grandes maquilas de los emporios industriales.

     

    *Servicios públicos

     

    Los estudios precisan que un importante sector de la familia colombiana deja de comer para poder cancelar las facturas de los servicios públicos. Agua, energía, gas y teléfono, de recursos naturales básicos para todo hogar, se han convertido por la ley del mercado, en lujos inaccesibles para muchos de estos.

    ¿Cómo fue que recursos y bienes públicos fundamentales se transformaron en fuente de enriquecimiento para unos pocos? El incremento en las tarifas, con alzas, por servicio y por estrato, que superan el 200 por ciento, y la desconexión de más de 400 mil hogares, evidencian el drama de un derecho vilipendiado, que requiere ser reparado en el corto plazo.

    La política de privatización de las Empresas de Servicios Públicos con su consecuencias directas en el aumento incontrolado de las tarifas, que afecta de manera directa la calidad de vida de los pobres obligándolos a restringirse en gastos para la alimentación, la educación, el vestido, la vivienda, la recreación, la salud, etc.  

    *Medio ambiente

     

    El modelo de desarrollo vigente hizo crisis. Los indicadores mundiales no esconden el drama de la humanidad: la ruptura de la capa de ozono, el calentamiento global, las nubes tóxicas, los huracanes en creciente número e intensidad, períodos extraordinarios de calor o lluvias torrenciales, todos y cada uno de estos son clara evidencia del descontrol en que ha entrado la tierra fruto del exceso de combustión. De un modelo productivo dependiente del petróleo.

     

    En Colombia, la muerte de muchas de sus más importantes fuentes hídricas, el desmonte de porcentajes cada vez más importantes de bosques tropicales, el colapso a que están sometidas sus ciudades -embotelladas en un sinnúmero de vehículos ocupados por una sola persona-, la falta de control real sobre las empresas para impedir que viertan sus desechos de manera directa en los ríos o para que no continúen tomando sus aguas de las fuentes subterráneas, etc, son algunos de las evidentes manifestaciones del caos a que estamos sometidos y de la crisis ambiental que padecemos.

     

    La implantación de industrias extractivas que se llevan nuestros recursos naturales, energéticos y bio-genéticos para suplir las demandas de energía que cada vez exige en mayor cuantía el nuevo modelo de producción globalizado.

     

    * Derechos humanos y violencia

     

    Los derechos humanos, si por ello se comprende una visión integral de los mismos, no ha mejorado en Colombia. Ya lo vimos en el caso de los varios derechos fundamentales violentados. Pero además, si nos remitimos al caso de la violencia cotidiana, nos encontramos con que los sindicalistas han padecido 39 homicidios en lo corrido del año, sin relacionar amenazas al ejercicio de su derecho, la persecución y la intimidación a la cual están expuestos.

     

    Por todo el país los desplazados prosiguen su doloroso peregrinar, sin encontrar un territorio donde reconstruir de manera integral sus vidas.  Indígenas y campesinos continúan sin derecho a un pedazo de tierra para labrar y asegurar su cotidianidad. Miles de personas despojadas de cualquier bien para sobrellevar su existencia, eufemísticamente llamados "habitantes de la calle" permanecen en su cruel situación, cotidianamente perseguidos por la fuerza pública por su deteriorada vestimenta, sin que puedan avizorar una solución para su grave situación.

     

    Pero además, los miles de afectados por el asesinato o la desaparición de sus familiares permanecen sin que se conozca la verdad de los hechos que ocasionaron la muerte de los suyos (tanto los autores materiales como intelectuales), y mucho menos sin recibir reparación. La justicia sigue pendiente.

     

    Sigue siendo la impunidad el resultado de las cada vez más angustiosas exigencias de verdad, justicia y reparación de los millares de conciudadanos víctimas de todas las violencias en nuestro país.

 *Comunicación y cultura

     

    La cultura moderna que busca la homogenización de todas y todos, para que pensemos igual, para que depongamos la disposición de luchar por una sociedad de iguales, para que consumamos lo mismo, y por consiguiente obedezcamos las mismas órdenes, pone de manifiesto que el modelo ha logrado penetrar con gran éxito el ámbito de la cultura realizando la premisa neoliberal de que "primero vienen por nuestras cabezas, que luego le seguirán nuestras manos y nuestros corazones".

     

    Parte de esa cultura son los medios de comunicación. Las sociedades modernas descansan gran parte de su diálogo y estabilidad en la comunicación. De ahí que el funcionamiento y propiedad de esos medios se constituya en agenda fundamental de todas las sociedades. Unos medios que garanticen pluralidad y veracidad son básicos para el logro de la justicia y la profundización de la cultura.

     

    Lograr que el movimiento social construya un Sistema de Comunicación, integral, colectivo, plural, dinámico, cotidiano, es un reto que se debe encarar desde ya, disponiéndose a disputar la hegemonía dominante a través, no sólo de la revelación de la realidad cotidiana sino, además, por medio de la consolidación de los símbolos, iconografía, lenguaje, referentes de presente y futuro de aquella sociedad por la cual bregamos en cada lucha y acción social.

     

    * Conflicto

     

    Constatamos con dolor como el conflicto nacional prosigue su ritmo. Si bien las fuerzas armadas han replegado a la insurgencia, eso no significa que se hayan erradicado o suavizado las causas que originaron y mantienen viva la guerra que se vive en nuestro país, con intensidad inocultable e innegable en amplias zonas rurales del mismo.

     

    El conflicto prosigue y sirve de pretexto al establecimiento para criminalizar el movimiento social. Sus líderes son tachados de subversivos simplemente porque critican al gobierno de turno o porque proponen cambios radicales en el actual estado de cosas. Así, un aspecto central de cualquier democracia: el debate de ideas y la resistencia, se convierte en motivo de señalamiento y persecución.

    Realidad innegable, refrendada en cifras de homicidios como las padecidas por los sindicalistas, defensores de derechos humanos y líderes campesinos. Para nosotros, parte de ese movimiento social, es inaplazable la solución negociada del conflicto que desangra al país, donde la puesta en marcha de un nuevo modelo económico y social sea la tarea inaplazable.

     

    * Régimen político

     

    Colombia, sometida a un proyecto de Estado contrainsurgente, donde se perdió la frontera entre lo legal y lo ilegal, y donde las instituciones que lo crearon quedaron sometidas al mismo, produce luego de 30 años de aplicación ininterrumpida de ese "experimento", un régimen político autoritario, el mismo que por momentos se asemeja más a un dictadura de hecho que a una democracia restringida.

     

    Conscientes de esta realidad, padeciéndola en el ejercicio de nuestras actividades cotidianas como lideres cívicos y comunitarios, vemos con preocupación que el régimen político se cierra cada vez más, ascendiendo a un extremo de control y militarización de la sociedad que desdice de la llamada democracia liberal. El culto a la delación y la monetarización de lo que en algún momento tiene que ser la solidaridad ciudadana propicia aún la consolidación de esta realidad, Los 500 mil o más empleados del Estado, concentrados en asuntos de seguridad pública evidencian el tamaño del tema al cual aludimos. Pero además, el culto que se le quiere hacer a este inmenso sector, poder real dentro del Estado, cierra el marco del tipo de régimen que tenemos.

     

    En su afán por profundizar el control político y garantizar sus negocios (disfrazado de interés nacional), han concentrado en un solo haz el Ejecutivo, el Legislativo, el Control político y buena parte del poder judicial. Solamente la Corte Suprema de Justicia ha podido resistir y denunciar lo que está ocurriendo en nuestra sociedad, donde a través del cohecho se garantizó la continuidad del régimen en cuestión. Pero donde a través del miedo impuesto con fusil y motosierra, se rompió la sociedad hasta en sus fibras más intimas.

    La ilegitimidad por medio de la cual se garantizó la continuidad de esta realidad en cabeza del Ejecutivo, llevó a un Magistrado de la Corte Suprema de Justicia a decirle a toda la sociedad que debe desconocer el actual gobierno, todo lo mandado y ordenado por el mismo, lo cual incluye lo decidido por sus instituciones entre ellas el mismo Congreso, base y sustento del delito oficial en Colombia.

   

    De igual forma la presencia cada vez en mayor cuantía (número de soldados e instructores), dinero y tecnologías de los comandos especializados de los Estados Unidos, junto con la gran inversión para la guerra asignada por el gobierno nacional.

     

    El tema del fascismo, neofascismo y otras categorías que con tanto énfasis se presentaron en la comisión de coyuntura, nos deberían llevar a concretar un seminario sobre ese particular, a partir del cual podamos cimentar con mejores argumentos el debate abierto
     

   * América Latina

    
    Las organizaciones sociales reunidas, considerando los sucesos que en las primeras dos semanas de septiembre han acaecido en el Continente, con infiltraciones y amenazas sobre los gobiernos de Guatemala y Paraguay, y con intentos de golpe de Estado en Bolivia y Venezuela, los continuos ataques al proceso en el Ecuador, sin desconocer la presión que se inyecta sobre el de Argentina, nos solidarizamos con las sociedades que aspiran a la aplicación de medidas que posibiliten la reducción de la injusticia real dentro de sus países, así como a la ampliación de la democracia política, una y otra base para que la paz que han construido en los últimos años se profundice.

     

    Así mismo, nos hacemos solidarios con la campaña por el Sí en el referendo constitucional que tendrá lugar el próximo 28 de septiembre en Ecuador.

    Llamamos a nuestras comunidades para que aprendan de estas luchas. Pero también, para que identifiquen al agresor de estos procesos sociales y políticos, el mismo que por décadas ha patrocinado la violencia y la injusticia en nuestro territorio.

     

    Apoyamos también la búsqueda de mercados solidarios, sistemas bancarios de crédito e inversión, intercambio de recursos energéticos y biogenéticas, cooperación entre naciones y demás formas de integración regional que hagan de América Latina una gran hermandad de naciones libres y soberanas en condiciones de desarrollo digno y equitativo.
                                

*Propuestas

    
    Luego de dos décadas de aplicación inclemente de neoliberalismo, ha regresado la hora de los pueblos. Tenemos que actuar con imaginación, con renovación, con nuevas alternativas. No podemos ser inferiores a este reto.

     

    1. Colombia debe dar un giro hacia la justicia, la democracia y la paz. Hacer realidad este sueño demanda de un tipo de régimen político diferente al que hoy conocemos. Pero también distinto a los que, desde hace dos siglos (en sus diversas variantes), han hecho posible el nivel de disparidad social que caracteriza a nuestra sociedad.

     

    2. Requerimos un plan económico diferente al dominante. Uno diseñado y orientado hacia los excluidos y negados. Un Plan humano para y desde los de abajo. Un  plan que ponga en marcha medidas de choque para garantizarle empleo o ingresos seguros, al conjunto social. Uno donde los servicios públicos de verdad hagan honor a esa denominación. Uno donde la vivienda no sea un simple cuadrado de ladrillos. Donde la salud no sea un privilegio. Donde el hábitat sea recuperado en su integralidad. Uno donde los derechos fundamentales se respeten a toda costa y costo. Estas y otras medidas, tendientes a propiciar la confianza en la potencialidad de nuestra sociedad, y a profundizar la participación social con espacios y recursos para decidir desde la base social -sobre cada uno de los aspectos trascendentales que le incumban-, son parte central de los cambios económicos por poner en marcha.

     

    3. Concitamos a todos y todas las familias que habitan en asentamientos, a constituir una coordinadora nacional de estos, que como una de las agendas que disponga y potencie el Encuentro nacional de organizaciones sociales y populares, para facilitar, por demás, el nacimiento y/o consolidación de un movimiento por vida digna, que coloque al centro del país el tema de las tarifas de los servicios públicos, la propiedad de los recursos naturales, el modelo de desarrollo urbano, el derecho al empleo o ingresos fijos, el derecho a mínimos vitales en el consumo de agua, luz, gas, y que se proponga la actual reforma de la Ley de vivienda.

     

    4. En esa misma lógica, debe presionarse la democratización de los medios de comunicación y la cimentación de una cultura popular y de la memoria.

     

    5. Uno de los objetivos centrales, en el período por el cual atravesamos en Colombia, debe descansar en la disputa por la paz integral. Hacer realidad la verdad, la justicia y la reparación. Develar los autores materiales del genocidio que sufre nuestro pueblo como condición para cerrar la inmensa herida que enluta a miles de familias.

     

    6. Crear las condiciones para ofrecer un cese multilateral de fuegos, base real de una negociación política para fundar un período de paz hasta ahora no conocido de manera plena por ninguna de las últimas generaciones que se han recreado y que se recrean en el territorio nacional.

     

    7. Ser consecuentes con la raíz del conflicto armado, y desmontarlo en una de sus principales razones históricas: el latifundio y la imposibilidad de tierra para los más pobres. Una reforma agraria integral, que libere energías y reorganice el campo, es condición central del que hacer.

     

    8. Desarmar la estructura criminal que se entronó dentro del establecimiento oficial. Permitir la deliberación dentro de las fuerzas armadas y anular el servicio militar obligatorio. Separar a estas Fuerzas de la tutoría y supervisión de estructuras militares foráneas y propiciar su soberanía y sentido nacionalista sobre férreos preceptos de justicia y humanismo.

     

    9. Para que así lo hagamos, es necesario concitar a todos los procesos sociales en marcha para abordar una amplia discusión sobre una Coalición Democrática lo más plural posible, sobre la cual descanse la Esperanza de una transición política, como salida a la actual crisis política que destruye la posibilidad de cimentar la democracia en el país.

     

    10. Proseguir tras la reconstrucción social. Desarrollar hasta sus últimas posibilidades el sentido, los objetivos y la metodología de acción social y política que implica el Encuentro nacional popular: un nuevo liderazgo social y político como condición fundamental para que el movimiento social logre el estadio que le ofrece la actual coyuntura del continente.

     

    11. Para facilitarlo, ganar consenso en todas las organizaciones sociales para poner en marcha un proceso asambleatorio en sus sindicatos, acciones comunales, organizaciones estudiantiles, centros femeninos, procesos culturales, coordinaciones agrarias,  y demás expresiones de lo social, como método para abrir la participación y sintonizarnos de nuevo con el anhelo mayoritario de nuestros hermanas y hermanas. Enraizarnos en el territorio como condición para erigir poder real. Que cada dirección social, local, regional o nacional, grande o pequeña, se relegitime de nuevo. Que la consecuencia con el día a día sea el voto de confianza imprescindible ganado con y en cada comunidad.

     

    12. Fortalecer este voto de confianza. Actuar en todas nuestras dinámicas y procesos con profundo sentido ético y solidario. Que toda causa nos conmueva y toda injusticia nos rebele. Superar el dominio del dinero y del interés personal que ancló profundas fibras en nuestra sociedad. Reconstrucción el sentido y la razón histórica del concepto revolución. Cuando así suceda habremos roto el enconchamiento en que han caído los procesos sociales, cada uno limitado por el corto plazo y preocupado por defender sus pequeñas prebendas.