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Carta abierta en rechazo al negacionismo en Caldas y Colombia.

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Desde el Eje Cafetero reafirmamos que #LasCuchasTienenRazón.

La justicia y la ciencia en Colombia han constatado lo que durante décadas las víctimas hemos defendido a fuerza de nuestro testimonio y memoria histórica: ¡En los ríos, campos y cementerios del país sí están nuestrxs desaparecidxs! 

Las ciencias forenses presentan al país una verdad material incontrovertible. Los hallazgos en La Escombrera ponen en evidencia la fragilidad de los relatos oficiales frente a la convicción inquebrantable de las víctimas. Los signos de violencia inscritos en los cuerpos recuperados del cementerio de Samaná en el 2024 revelan la atrocidad del conflicto armado en esta región, nuestro remanso de paz

Colombia es el país de América con más víctimas de desaparición forzada. Las más de 120.000 personas registradas en el universo de víctimas de la Unidad de Búsqueda (UBPD) representan apenas una aproximación a la verdadera magnitud de este crimen en la historia del país. 

Buscar a lxs desaparecidxs implica trabajar cotidianamente por el valor de la vida, el amor y la dignidad humana. Todxs lxs desaparecidxs tienen derecho a ser buscados. Buscamos a niños, niñas y jóvenes. Buscamos a padres, madres y abuelos. Buscamos a tías, hermanas, compadres y vecinos. Buscamos a civiles y combatientes. Todas las madres tenemos derecho a buscar y encontrar a nuestros seres amados. 

Como mujeres buscadoras, pintamos la realidad de la desaparición forzada en Colombia porque no podemos dejar atrás lo que nos ocurrió. El dolor de la desaparición arde como el primer día. La incertidumbre, la espera obstinada, la angustia de no saber dónde están nuestros hijos es una tortura sin descanso.

La desaparición forzada dejó una huella permanente en nuestras vidas; enfermó nuestros cuerpos. A diario, nuestros sueños se marchitan y vuelven a florecer. Alzamos nuestra voz para que nos escuchen quienes no han tenido que vivir lo que nosotras hemos vivido. 

Buscamos la verdad por todas aquellas familias que aún guardan silencio, en la soledad del negacionismo, el exilio y el miedo. Si no pudieron callarnos cuando nos arrebataron a nuestros seres queridos, si un día logramos que nuestras voces fueran escuchadas, ya no podrán callarnos más. 

Seguiremos en las plazas y en las calles pintando con dignidad la memoria de nuestrxs desaparecidxs. La censura y las mentiras nos dan fuerzas para seguir luchando contra la crueldad de quienes no conocen o no entienden nuestro sufrimiento. 

La búsqueda tiene rostro y voz de mujer. Nosotras las cuchas somos las únicas que sabemos y sentimos por qué estamos aquí. Hoy hemos avanzado para construir algo muy valioso. ¿Qué mal le hace a la sociedad el rostro de una madre que busca a su hijx desaparecidx? Quienes pretenden borrar nuestra memoria no dimensionan el dolor que causan en las víctimas. 

Colombia es un país en guerra. A diario, los más vulnerables seguimos siendo víctimas del odio y la violencia. La sociedad negacionista, aquella que busca ocultar nuestra memoria con pintura gris o negra o detrás del tricolor nacional, reacciona con hostilidad y resentimiento cuando imágenes situadas en el espacio público la confrontan con una realidad distinta a la propia. 

“¿Por qué tenemos que conocer, ver o llegar a sentir un sufrimiento que no es el nuestro?” –reclaman con egoísmo mientras censuran nuestras expresiones artísticas. 

Durante años, el negacionismo ha operado como una estrategia para encubrir con un manto de aplausos y legitimidad política el infierno de las masacres, el despojo y la desaparición forzada. Cualquier proyecto de paz o ideal de progreso está destinado a fracasar si pretende cimentarse sobre las ruinas de la memoria y el sufrimiento, sobre los restos mortales de nuestros seres queridos.

Hoy tenemos la oportunidad de reconocer nuestra historia, abrazar el sufrimiento de las víctimas y escribir un nuevo acuerdo entre el pasado y el presente para vivir en paz. Donde la desaparición forzada sembró dolor, buscar lxs desaparecidxs y reconocer la verdad de las víctimas cosechará perdón y sanará heridas. 

Como mujeres buscadoras del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado MOVICE Capítulo Eje Cafetero, reafirmamos nuestro compromiso con la verdad y la dignidad de las víctimas de desaparición forzada de todo el país. Mil veces pintaremos nuestra memoria, y mil veces más de ser necesario. Las cuchas tenemos razón.

 

Somos semilla, somos memoria, somos el sol que renace ante la impunidad. 

Mujeres buscadoras del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado Capítulo Eje Cafetero.

Reafirmamos desde el Eje Cafetero que las cuchas tienen razón