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Historia de la Galería de la Memoria

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Imagede las víctimas de crímenes de Estado

La Galería de la Memoria comenzó a desarrollarse en Colombia desde 1995, a partir de una iniciativa de la Fundación Manuel Cepeda Vargas. En términos generales, podría definirse como una instalación colectiva, pública e itinerante, de objetos del recuerdo,  en cuya elaboración participan los familiares, colegas y amigos de personas que han sido  víctimas de la violencia política y social en Colombia.

 

En esta instalación, dedicada a construir la memoria de los crímenes contra la humanidad, se produce un encuentro entre personas que han sido protagonistas de las luchas sociales por reivindicar los derechos humanos,  testigos o sobrevivientes de la violencia, y ciudadanos del común. En el marco de las Galerías de la Memoria, cada familia o grupo de personas  próximas a las víctimas, es responsable de traer fotografías,  documentos e imágenes pertenecientes a los ausentes  -asesinados o desaparecidos-  con el fin de crear una especie de instalación artística abierta, constituida a partir de “nichos y rincones de memoria”. Por medio de objetos personales cotidianos, legados artísticos e intelectuales (pinturas, esculturas, poesías, escritos, etc.) y en general, de todas aquellas cosas que permiten recrear los momentos más significativos de las vidas de los ausentes, se humanizan las cifras y datos estadísticos de la violencia y se actualiza la presencia de muchas personas  que en el pasado han sido objeto de crímenes que permanecen en la impunidad.  

Los objetos conmemorativos pretenden mostrar al público presente quiénes eran las personas victimizadas y cuáles eran sus proyectos de vida.  A partir de los relatos y testimonios de las víctimas, elaborados desde la intencionalidad de reconstruir la memoria de cada caso particular para inscribirla en el contexto general de la violencia,  se reviven los hechos que dan cuenta del contexto del victimización; del camino recorrido por las familias de los afectados para obtener la verdad, la justicia y la reparación, o de  las condiciones en las que se ha producido la impunidad en cada caso concreto.

En las  primeras Galerías de la Memoria, los familiares de las víctimas tenían un espacio propio y un momento para compartir su testimonio. En estos relatos se presentaban los hechos que dan cuenta del contexto del victimización, del  recorrido hecho por los familiares para luchar contra el olvido, o de  las condiciones en las que se produjo la impunidad en cada caso concreto.  En la medida de lo posible, las familias aportaban información relativa a la responsabilidad de los victimarios o los autores intelectuales de los actos criminales. Dicha información era consignada en una ficha a la cual se adosaba una fotografía de la víctima, a  fin de contribuir a alimentar las bases de datos existentes en el proyecto Colombia Nunca Mas y otras organizaciones de derechos humanos.

La idea  -impactante  por su novedad-  logró calar en las diferentes regiones del país, y al cabo de un tiempo, organizaciones y movimientos sociales de distintas tendencias ideológicas comenzaron a hacer Galerías de manera autónoma con motivo de conmemoraciones y manifestaciones públicas de diversa índole. Las  Galerías  eran  -y continúan siendo-  exposiciones itinerantes, después de las cuales, los familiares se llevan consigo los materiales que aportaron para el evento.

La Galería de la Memoria no es, por lo tanto, un simple acto de catársis colectiva.  Se trata de un dispositivo cultural que apunta por una parte, hacia la construcción de la verdad histórica, y por otra, hacia la afirmación de la dignidad de los sujetos de la resistencia civil, que han optado por la vía de la no violencia  para buscar la verdad, la justicia y la reparación integral. De esta manera,  en la riqueza de esas biografías recuperadas para la historia, es posible reconocer  el legado histórico de las víctimas y los elevados costos que tiene para el conjunto de la sociedad el daño ocasionado por las violaciones a los derechos humanos de amplios sectores de la población.

Objetivo de la Galería de la Memoria

En términos metodológicos y conceptuales, la Galería de la Memoria es una herramienta para la participación política, que surgió con el objetivo de propiciar el debate nacional y de dignificar la memoria de las víctimas  en el espacio público, considerando sus testimonios y relatos como fuentes de conocimiento y como legado histórico de la sociedad.  Como propuesta pedagógica y cultural, concebida dentro del espíritu de la Investigación- Acción participativa,   la Galería se constituye en un mecanismo que facilita los procesos organizativos en torno al trabajo de rememoración por parte de las personas y sectores afectados por la violencia política y social. El resultado de dichos procesos organizativos es el intercambio de saberes y experiencias, la documentación de casos, la retroalimentación de información contextualizada, el empoderamiento de las personas, grupos y comunidades afectadas por la violencia, y la constitución de los sujetos históricos y los sujetos de derecho en el marco de acciones concertadas en torno a una dinámica de activación y  transformación del dolor  en  acciones civiles  y jurídicas, cuyos efectos buscan contribuir a mediano y largo plazo a la lucha contra la impunidad y  a la democratización del espacio público.  

A través de la socialización de los testimonios de las víctimas también es posible dar a conocer y documentar la historia de los victimarios y el sentido de las acciones de victimización, dirigidas contra determinados individuos. A partir de los documentos y los relatos presentados por las víctimas es posible sacar a la luz pública  quiénes fueron los promotores, patrocinadores, encubridores de los crímenes contra la humanidad; cuáles fueron las razones políticas, económicas y sociales para cometer estos crímenes, y a través de qué mecanismos (métodos legales e ilegales de operación y encubrimiento) funcionó el dispositivo criminal  que produjo la impunidad.  La puesta en evidencia de la arbitrariedad, y  el cuestionamiento de  las prácticas cotidianas que perpetúan la impunidad,  puede generarse a partir de un trabajo más cualificado de socialización de  los testimonios que vaya más allá de la simple denuncia. Gracias a esas acciones civiles realizadas en medio de la persecución y las amenazas, las víctimas de crímenes de lesa humanidad y los defensores de derechos humanos hemos contribuido paulatinamente a que la sociedad colombiana, como la argentina y la chilena,  sea cada vez más consciente de que la comprensión del pasado violento a la luz de un proceso de verdad, justicia y reparación integral para las víctimas, es una fase indispensable para la construcción de una verdadera democracia.

Nuestro objetivo a través de la Galería  de la Memoria no apunta a promover la fetichización  de los recuerdos o de las conmemoraciones luctuosas, ni la sacralización de ciertas víctimas en detrimento de otras, lo cual genera la cristalización de las identidades a partir de una concepción estática del pasado, que no admite la evolución de los sentimientos y las mentalidades hacia una actitud propositiva.  La Galería no fue concebida tampoco como un espacio terapéutico propiamente dicho, pensado para elaborar el duelo a través de la “catarsis colectiva”,    ni como un mecanismo exclusivo  de denuncia,  ni mucho menos aún, como una bandera política para hacer apología de una ideología particular.

 

CAPÍTULO BOGOTÁ CUNDINAMARCA