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Que la Historia no se repita

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ImageUn nuevo pacto de chicoral para la reforma agraria social de los pueblos

Desde la fuerza de los espíritus, desde el vientre de la madre tierra, desde el andar colectivo, los pueblos hemos convocado a la gran Minga de resistencia Social y comunitaria para compartir, para tejer, para aprender y enseñar, para construir, para despertar conciencia y desalambrar pensamientos, para romper miedos y sembrar resistencia y dignidad.

La Minga ha venido reflexionando sobre cómo el modelo económico neoliberal que se impone en nuestro país y el mundo, privilegia la explotación de la vida y la extracción de riquezas para acumular capital sin límite, para unos pocos. El poder ha sido utilizado para transformar la vida en ganancia, situación que llega sin interrupciones hasta nuestros días por el camino de una historia que avanza con la globalización, la seguridad democrática, la legislación del despojo y el libre comercio, desde el descubrimiento hasta la destrucción, la represión y la guerra que se repite en todas partes y en todos los tiempos.

Hoy como ayer, la acción desmedida de las Fuerzas Militares, el paramilitarismo, la desaparición forzosa, las masacres, las detenciones arbitrarias, los desplazamientos forzados y el asesinato de líderes sociales sigue siendo la estrategia del gobierno para reprimir las justas luchas de los sectores populares por el Derecho a la Tierra y a la vida. En este contexto todas las luchas por la tierra han terminado ahogadas en sangre.

El 9 de Enero de 1972, bajo el gobierno de Misael Pastrana Borrero, auspiciado por el senador Victor Mosquera Chaux fue pactada, entre terratenientes, gremios empresariales, partidos tradicionales y funcionarios del Ministerio de Agricultura y del desaparecido INCORA, la “Declaración de Chicoral”, contrarreforma agraria que significó el proceso de expropiación de miles de afrocolombianos, campesinos e indígenas de sus territorios.

Igual que hoy, el excesivo militarismo, la complacencia frente a la existencia de los paramilitares y la insistencia en dividir al movimiento social acusándolo de terrorista, en aquella época comunista, fueron y son las estrategias del gobierno nacional, empresarios y terratenientes para oponerse a los derechos de los pueblos y criminalizar las acciones de movilización social.

El Pacto de Chicoral, fue una ley de Despojo como lo es hoy el Estatuto de Desarrollo rural, que pretende seguir legitimando la avaricia de los terratenientes por encima de los derechos de los verdaderos dueños de estos territorios, profundizando la desigualdad y la pobreza, al mantener un modelo de tenencia de la tierra basado en el latifundio y la producción de agrocombustibles reemplazando los cultivos básicos de la alimentación de los pueblos en campos y ciudades.

Como consecuencia de los impactos lesivos del Pacto de Chicoral y la permanente política de expropiación de los territorios ancestrales, los pueblos indígenas, campesinos, afrocolombianos, sectores populares y académicos fortalecimos de manera decisiva nuestras luchas y procesos organizativos conscientes de que nuestra Madre tierra es el fundamento esencial de la vida. Así, venimos desde hace mucho tiempo y hoy nuestros pasos caminan la palabra de la Minga de Resistencia social y comunitaria por los caminos de la historia, por las montañas, los ríos, las trochas, las calles, por los rincones de Colombia. Transcurridos más de 3 años desde que iniciaron los rituales de Liberación de la Madre Tierra, la Minga ha llegado al corregimiento de Chicoral en el departamento del Tolima, territorio que fue testigo de este Pacto perverso que cercenó la posibilidad de una verdadera reforma agraria en Colombia.

Por todo lo anterior, la minga de resistencia social y comunitaria hace un pacto por la tierra y por la vida que consiste en:

1.Continuar y fortalecer los rituales y demás formas de  liberación de la Madre Tierra para asegurar su sanación y la pervivencia de nuestros pueblos en ella.
2.Defender el territorio como un espacio integral, donde el subsuelo y el espacio aéreo son también parte de él, tal y como lo ratifica la Declaración de Naciones Unidas sobre Pueblos Indígenas.
3.Luchar para que sean entregadas y legalizadas en todos los rincones del país las tierras a sus legítimos dueños,   empezando por el Barrio la esperanza en el Corregimiento de Chicoral donde 30 años después aún no se ha reconocido la propiedad a sus legítimos dueños.
4.Luchar de manera conjunta entre indígenas, campesinos, afros y urbanos por  el derecho a la tierra,  fortaleciendo la Unidad de los sectores populares frente al modelo homogenizante y divisionista.  
5.Continuar luchando por el Agua en todas sus formas como un Derecho y Bien Público que garantice la existencia de todos los seres que habitamos los territorios colombianos.
6.Recuperar, sembrar, intercambiar y proteger las semillas propias fortaleciendo la seguridad, soberanía y autonomía alimentaria.
7.Expulsar de los territorios los monocultivos de caña, palma, pino y proyectos de explotación minera que enferman la tierra y a sus hijos.
8.Defender la coca como nuestra planta sagrada y concertar políticas para evitar su uso ilícito.
9.Luchar por el derecho a la tierra en condiciones de equidad expropiando a quiénes nos la han arrebatado y la están destruyendo.
10.Permitir a los pequeños y medianos agricultores la comercialización de los productos no perecederos sin intermediarios que usufructúen el bien ajeno.

La Minga hace historia una vez más en estas tierras, declarando un “nuevo pacto” no entre oligarcas, sino entre indígenas, campesinos, afrocolombianos, mujeres, trabajadores, sindicalistas, estudiantes y demás caminantes por un país para Todas y todos.  

CHICORAL, NOVIEMBRE 14 DE 2008
MINGA DE RESISTENCIA SOCIAL Y COMUNITARIA