Revista en Movida

“Los negritos”

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ImageUNO DE LOS TESTIGOS MÁS VALEROSOS en los procesos de investigación establecidos contra el general (r) Rito Alejo del Río fue el ex soldado Oswaldo de Jesús Giraldo. Después de amenazas en las que se le ordenaba callarse, lo asesinaron el 2 de abril de 2005, en Yarumal, Antioquia.
 Había entregado a la Fiscalía y a la Procuraduría datos precisos sobre el apoyo del ex general al paramilitarismo en Urabá y sobre su implicación en centenares de crímenes. Tuvo que presenciar masacres que se hacían figurar como enfrentamientos armados con el Ejército. A esa práctica se le llamaba entonces en la brigada 17 ‘legalizar muertos’. Hoy se conoce en todo el país como ‘falsos positivos’.
 Con los años el ex general no ha dejado de fabricar montajes y falsas pruebas. En la grabación de una interceptación telefónica, presentada el 5 de octubre de 2008 en Noticias Uno, conversa con el ex ministro Fernando Londoño, y le pide que le de cabida en la radio a “los negritos”. Del Río se refiere a cuatro supuestos testigos que ha venido preparando para que actúen en su favor, denigrando a quienes son parte civil en los procesos que se adelantan en su contra. Dos de los supuestos testigos son Manuel Moya Lara y Adán Quinto Mosquera. Ambos han trabajado estrechamente con el Ejército en los montajes judiciales contra organizaciones como la Comisión de Justicia y Paz y las Brigadas Internacionales de Paz.

A Moya Lara lo investiga la Fiscalía en Medellín por suplantación y fraude procesal. En numerosas oportunidades habría suplantado a líderes de la comunidad afrodescendiente del Curvaradó para realizar negocios con las empresas palmmeras en tierras que les han sido usurpadas a los campesinos de la región. Por su parte, Adán Quinto es investigado por el delito de injuria y calumnia.

 Las relaciones entre Del Río y Londoño son de vieja data. No se debe olvidar que el ex ministro fue uno de los principales promotores del acto de “desagravio” que la extrema derecha le organizó al oficial del Ejército en 1999. Para Londoño el ex general es una víctima. Así tituló una de sus recientes columnas de opinión —“Del Río: otra víctima”— en la que afirma: “No es el primer alto oficial sacrificado en altares de los falsos dioses. Ni será el último, si los colombianos seguimos tolerando que se sacrifiquen nuestros mejores hombres y nuestra más sagrada institución”. Por eso le ofrece al ex general los micrófonos para que sus falsos testigos inculpen a los defensores de derechos humanos, y le pregunta, vivamente interesado, si el montaje dará para incriminar penalmente al sacerdote jesuita Javier Giraldo.

 La grabación revelada muestra el desprecio racista con el que el ex general Del Río trata a sus falsos informantes —“los negritos”, los llama—. Ese mismo desprecio debió sentirlo hacia la población en Urabá cuando estaba al mando de la brigada 17, y ocurrían a diario las masacres en que los paramilitares vejaban y asesinaban a muchos líderes comunitarios. Pero además, esa grabación trasluce cómo se fraguan los sórdidos montajes para sostener la impunidad en Colombia: un ex general acusado de crímenes de lesa humanidad le pide a un ex ministro, cuyas actuaciones delincuenciales han sido objeto de sentencias judiciales y sanciones disciplinarias, que difunda un montaje hecho con testigos que también tienen procesos judiciales por suplantación y calumnia. A los cargos contra el ex general Del Río se debe añadir el de fraude procesal.

 fm_cepeda@yahoo.fr