En la coyuntura nacional actual, se ha puesto en evidencia el escándalo producido por las interceptaciones ilegales a los integrantes de organizaciones defensoras de derechos humanos por parte del DAS, aunque es de resaltar que no solo se trata de “chuzadas telefónicas”, es toda una intromisión en los aspectos mas íntimos de la vida privada, otra de las aterradoras formas en las que se expresa la política de seguridad democrática, mediante la cual, observamos como las instituciones del Estado creadas para garantizar y proteger los derechos de los ciudadanos, se ponen al servicio de un régimen corrupto, arbitrario y criminal que no reconoce ningún valor ético, y por el contrario, utiliza el patrimonio de los colombianos para socavar la dignidad.