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“Este homenaje es un recuerdo muy grande para mí y para el espíritu de mi hija”: Blanca Díaz

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“El árbol del limón es el único que no se ha secado, sigue dando frutos con alegría. Esperando que algún día se sepa quién arrebató tus sueños”, decían los versos con los que Blanca Díaz, integrante del Capítulo Bogotá del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), iniciaba la conmemoración de su hija, Irina del Carmen Villero Díaz.

 

Irina fue violada, torturada y desaparecida por paramilitares del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). La enterraron como NN en una fosa común del Cementerio Central de Riohacha. Blanca tardó más de cuatro meses en encontrarla. El caso, que ha estado bajo investigación desde que ocurrió en 2001, no ha logrado avances que lleven a los responsables del crimen frente a la justicia.

 

Para Blanca, la suya es la lucha contra el olvido de quien fue su hija, de los futuros que no fueron y las posibilidades, infinitas, que le arrebataron a su niña. “Tú sigues viva en todos los corazones y en la memoria”, continuaba el poema titulado “Suka”. La lectura se escuchaba en el Parque de los Periodistas, en el centro de Bogotá, donde había convocado a compañeros y familiares al acto de memoria que no era exclusivo para Irina, sino que en él se recogían historias de muchas otras víctimas de crímenes de Estado.

 

Al pie del El Templete al Libertador -obra de Pietro Cantini- se habían ubicado varios pendones con las fotos de diferentes personas más víctimas de la violencia política del país, para que todo aquel que pasara por la zona pudiera observarlos. Alrededor de ellos se reunieron las personas que asistieron al homenaje: familiares de Blanca, amigos y compañeros del movimiento social.

 

El acto de memoria empezó hacia las cinco de la tarde y mientras el sol se ocultaba, se hizo entrega a Blanca, por parte de integrantes del Capítulo Bogotá del Movice, de un cuadro con la imagen de Irina y en el que se puede leer, como una promesa, la frase “Hasta siempre”. “Me transmite una energía tan linda para yo seguir viviendo y seguir luchando en este país, buscando la verdad, buscando la justicia, que eso es lo que yo quiero como madre de Irina”, expresa Blanca sobre el homenaje.

 

La conmemoración continuó con un acto simbólico de encender velas que, según se expresó en el momento, hacían alusión a una negativa a olvidar, a una luz que ilumina la memoria. En un círculo, los asistentes fueron colocando las velas en forma de espiral y mientras lo hacían compartían palabras y pensamientos en torno a la realidad a la que se enfrentan las víctimas en Colombia y la importancia de sus luchas. “Este homenaje que le estamos haciendo a mi hija es un recuerdo muy grande para mí y para el espíritu de mi hija, que donde está, está feliz. Sabe que hay una persona como yo que la estoy recordando, todos los días”, comenta Blanca.

 

El evento se extendió hasta las siete de la noche. Los últimos momentos estuvieron amenizados por un grupo de música andina que tocaba a la luz de las velas encendidas en el parque y junto a ellos, en el ambiente melancólico que producían las notas de sus instrumentos y el tono de su voz, se hallaba el cuadro de Irina, con una promesa solemne, “Hasta siempre” continuar la lucha contra el olvido. Las víctimas de crímenes de Estado existen en Colombia.

 

[Video] Homenaje Irina del Carmen Villero